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Mostrando entradas de marzo, 2021

AGUDIZAR LOS SENTIDOS

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"Ante cada situación hay que agudizar los sentidos", decía siempre el profesor de filosofía. ¿Sería el caso de esta situación?, el profesor diría que sí, que ésta también.     Ella era muy hermosa; íbamos sentados frente a frente en el tren, y se había apoderado de mis ojos. Yo quería mirar hacia el corredor pero no lo conseguía y seguro que por no poder hacer lo mismo por la ventanilla quizás ya me hubiera pasado de la estación donde debía bajar.      "Hay que agudizar los sentidos", continuaba repitiendo el profesor desde algún lugar de mi mente. Por suerte la mujer no prestaba atención a mi insistente observación, pero por desgracia me ignoraba redondamente, con lo que no sabía qué era mejor y qué peor. De manera que, ya que no podía hacer otra cosa que mirarla, pasé a agudizar los sentidos, o el sentido tendría que aclarar, la vista, porque ella no hablaba, no se movía, casi diría que ni respiraba, solo miraba por la ventanilla y en un mismo punto, nada de lo qu

DESPISTADO Y DESMEMORIADO

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    ¡Oh, no, de nuevo no!, exclamó cuando se dio cuenta que no llevaba puestas las dos medias, lo que no era raro en él, siempre tan despistado, despistado y desmemoriado. Pero ¿dónde habría dejado la que faltaba? Empezó por lo obvio: en el cajón de las medias, pañuelos e interiores, en la cómoda. Nada. Podría ponerse otro par, pero ninguno era blanco; pero si llevaba puesto uno blanco por algo debía de ser y si no fuera porque era despistado y desmemoriado lo sabría, se dijo. Después de registrar cada rincón de la habitación, fue a buscar al baño; bañera, pileta armario, bidet e inodoro y nada de la bendita media. Ahora a la cocina; heladera, horno, debajo de la mesada, aparadores y detrás de la garrafa y nada de media. En el comedor y en el living, lo mismo. En el lavadero, la misma cosa. Solo le quedaban por registrar la caseta del correo y la cucha del perro; fue por lo más probable: la cucha. El perro la había baboseado toda. Le costó arrancársela de entre los dientes, pero una pa

EL DILEMA DE LA MUJER SIN ROSTRO

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¡Qué dilema!, se quejó. La hora ya se le venía encima y todavía no se decidía si ponerse la máscara de alegría o la de tristeza. Si optaba por la de alegría, se dijo que los parientes podían ofenderse, no que el difunto les resultase estimado, al contrario, como a todo el mundo, pero las costumbres los obligaba a actuar así; sin embargo, si se ponía la de tristeza, no molestarse consigo misma sería de una hipocresía sin tamaño. De manera que después de pensarlo bastante se dijo que no podía agradar a griegos y a troyanos al mismo tiempo, así que acudió al velatorio sin máscara, pero cual no fue la sorpresa al llegar y ver que la única que llevaba máscara era la viuda. Se había puesto la de tristeza, la muy falsa, después de todas las que le hizo el difunto.                                                                  Fin.  EL DILEMA DE LA MUJER SIN ROSTRO  por  FRANCISCO A. BALDARENA  se distribuye bajo una  Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internac

LA MAJA DESNUDA

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 El infante se acercó al maestro pintor y le mostró un dibujo (el niño esperaba ganarse unos centavos). Goya miró el garabato donde se insinuaba vagamente una mujer recostada.     ¡Qué maja!, exclamó el maestro mientras por dentro imaginaba a la tal maja pero desnuda, luego le dio unas monedas al niño y éste dio saltos de alegría. Cuando el infante húbose marchado, el maestro empezó a pintar a tal maja, cual la veía es su imaginación.                                                                          Fin .  LA MAJA DESNUDA  por  FRANCISCO A. BALDARENA  se distribuye bajo una  Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional . Basada en una obra en  https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata .

LA COSECHA

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 Los hombres pararon el camión, bajaron y observaron la tierra en las alturas.      Allá, dijo uno, señalando un manchón verde.      ¿Estás seguro que es una plantación de tomates?, preguntó el otro.      Sí, respondió el primero, luego saltaron a la caja. Apuntaron el cañón hacia el manchón verde, una de las dos mangueras en los laterales de la máquina dentro del acoplado,  enganchado al camión, y la otra fue largada al suelo, sobre las nubes.       ¡Cuidado!, advirtió uno, parado al lado de los comandos, y en seguida oprimió el botón de encendido. La máquina sacudió un momento la carrocería del camión y empezó a zumbar. Una estela arremolinada de vapor de nube empezó a subir hacia la tierra, y en diez segundos tocó la superficie, donde empezó a succionar las plantas de tomate. Cuando estuvo lleno el acoplado, pararon la máquina, volvieron el cañón a la posición original y después de recoger las mangueras se marcharon al mercado central.     ¿Qué tal te parece la cosecha de hoy?, preg

EL AGUJERO INEXPLICABLE

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Fue por el niño que pasó por la vereda y le echó un vistazo al interior que lo advirtió.     ¿Ya has notado el agujero en la pared del frente?, le preguntó a la esposa.     No, le contestó ella desde la cocina, pero de inmediato vino a ver de qué agujero hablaba su marido.     No, ni idea, ¿quién lo habrá hecho?, preguntó mientras se secaba las manos en el delantal.     No tengo idea, pero la pregunta es: ¿para qué fue hecho?, preguntó el marido.     O ¿cómo lo han hecho?, digo yo, para que no notemos nada, opinó ella.     Eso no me importa, el para qué es la cuestión, insistió el marido.  En seguida salieron a la vereda.     Esto es realmente extraño, exclamó el marido mientras su esposa ahogaba un grito de asombro con las manos sobre la boca: delante de ellos había un pedazo de pared suspendida en al aire, justo donde debía estar el hueco, mientras que la casa ya no se veía más.      ¡Qué raro todo esto!, mejor volvamos adentro, sugirió la esposa.     Tienes razón, más vale tener un

LA MÁSCARA

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Un aburrimiento enfermizo parecía haberse cernido a su alrededor con la determinación de instalarse para todo el siempre. ¡Y con tantas cosas que podría estar haciendo! ¡Con tanto mundo por recorrer!, se lamentaba a todo instante. De seguir así, olvidada en aquella orilla de la playa, no creía poder sobrevivir por mucho tiempo. Pero por suerte pasó por allí Stanley Ipkiss y todo cambió, ¡y cómo!  LA MÁSCARA  por  FRANCISCO A. BALDARENA  se distribuye bajo una  Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional . Basada en una obra en  https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata .

MEMORIAS DE UN AGUJERO NEGRO

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"Ay, qué dolor de estómago, exclamé entre retorcijones. Desconfié en el acto del planeta azul, pero bueno, que quería yo, con todos esos organismos vivos llenos de vicios y pensamientos torcidos que habitan en él, de suerte que no me morí de una indigestión cósmica".                                                               MEMORIAS DE UN AGUJERO NEGRO  por  FRANCISCO A. BALDARENA  se distribuye bajo una  Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional . Basada en una obra en  https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata .

EL PERRO ROBOT

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 ¡Qué triste la vida en Marte para un astronauta solitario!, se quejaba. Si al menos tuviera la compañía de una mascota, aunque fuera artificial. ¡Eso mismo!, exclamó, al acordarse de la chatarra espacial, a unos cuantos metros de la base. Y allá fue, y en varios viajes tenía los materiales necesarios para fabricar un perro robot. Tres días le llevó la empresa, pero ahí lo tenía a sus pies, moviendo mecánicamente la cola y emitiendo artificiales ladridos grabados. Todo fue de maravillas durante tres o cuatro horas hasta que el perro robot empezó a arañar la compuerta para salir al exterior.     ¡No, Bobby!, no puedes salir, hace mucho calor, le advirtió. Pero el perro robot continuó insistiendo, y como el amo no le hiciera caso, levantó una pata trasera y largó un chorro de aceite que le enchastró el traje espacial.     ¡Pero Bobby!, mira lo que me has hecho, lo amonestó, después le tiró un tornillo para que se entretuviera.     Toma, le dijo, y a ver si te quedas quieto.              

SEIS FORMAS GRAMATICALES DE DECIR NO

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 No: esa respuesta debe ser la primera reacción. No, piensa primero y actúa después.  No; al final si actúas deliberadamente, puedes equivocarte.  ¡No!, ni se te ocurra hacerlo sin analizarlo.  ¿No? Claro que no, podrías golpearte muy fuerte.  No. Como lo oyes, no y punto final.                                            Fin.  SEIS FORMAS GRAMATICALES DE DECIR NO  por  FRANCISCO A. BALDARENA  se distribuye bajo una  Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional . Basada en una obra en  https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata .

NEON'NAITO

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Creí, al despertar del largo sueño y verme en aquel lugar público iluminado por millones de luces multicolores de neón, estar dentro de un videojuego, quizás en una ciudad futurista, incluso dentro de una novela de ciencia ficción, o bien podía tratarse de un planeta inconcebible; pero luego todos esos rostros de ojos rasgados y esas bocas preguntando: Nani ga mondaina nosedu ka? y otras preguntas por el estilo, me dieron la respuesta: estaba en Tokio y supuse que había oscurecido hacía un par de horas, pero no tenía ni puta idea de cómo fui a parar allí.                                                                         Fin.  NEON'NAITO  por  FRANCISCO A. BALDARENA  se distribuye bajo una  Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional . Basada en una obra en  https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata .

QUIEN MIRASE SU MANO EXTENDIDA

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Quien mirase su mano, palma hacia arriba, no sin lógica pensaría que pedía algo.  Quien supusiera falta de dinero, por su paupérrimo pasar creería estar en lo cierto.  Quien dejara caer una moneda sobre la palma, con seguridad se diría "a Dios he honrado",  Pero quien lo tomase de la mano, ese sí, habrá hecho lo correcto.  Porque el dinero viene y va, p ero la mano amiga no suelta jamás.    QUIEN MIRASE SU MANO EXTENDIDA  por  FRANCISCO A. BALDARENA  se distribuye bajo una  Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional . Basada en una obra en  https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata .  

LA TRAPECISTA

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Hacía años que no pisaba un circo, no porque cada vez queden menos, sino por no encontrarle ya ninguna gracia; es decir, que siento que ha perdido la magia, eso pienso, aunque sospecho que su magia haya quedado en la niñez. No sé, el león atravesando un aro de fuego, el payaso que recibe un bofetón y se desparrama escandalosamente, el mago y los conejos, los perritos obedientes definitivamente ya no me van ni me vienen, más bien, dado los métodos a que son sometidos para adiestrarlos, me resulta todo un horror, y ni hablar del deplorable elefante, arrastrando los pies cansados mientras da la vuelta a la arena con los ojos perdidos en los recuerdos. Lo que sí volvió a conmoverme, ¡y vaya conmoción!, fue la trapecista. He aquí el motivo de mi presencia aquella noche debajo de la carpa de los horrores, a pesar del aburrimiento, las carcajadas escandalosas, el chirrido estridente de los críos, los gritos de asombro, el paroxismo, el delirio y el pataleo ensordecedor sobres los tablones de

EL DOCTOR HOOD

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Temían que no volviera, que algo que se negaba a su entendimiento frustrase el viaje. A un viejo lo afligía el dueño de la casa que alquilaba; el viejo nunca se había atrasado pero sabía que si hubiera una primera vez sería la última. A una viejita, que apenas si podía con su esqueleto, la aflicción era por cuenta de los benditos remedios, garantía de un mes más de vida. Una muchacha no despegaba los ojos de la plataforma mientras se imaginaba en una otra, diferente a la que miraba fijo, subiendo al ómnibus que la llevaría lejos de los celos de un novio que un día, por su misma enfermedad posesiva, acabaría por quitarle la vida y ella sería entonces una menos. Y por último dos hermanos que, los sueños aplastados por la realidad de la ciudad grande, temían que un padre ya muy viejito se muriera sin haberle visto las caras desde que abandonaran el pueblo, de eso hacía ya quince largos años. De repente, un temblor hizo balancear todos los muebles del recinto, algunos frascos cayeron al pi

VENTRÍLOCUO

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Tal vez el ventrílocuo había estando bebiendo demasiado antes de la función, se pensó, porque en un dado momento los chistes que contaba a través del muñeco se estaban pasando y ya ofendían al público más que divertirlo. El muñeco se despatarraba sobre el regazo del ventrílocuo que, como hipnotizado, miraba al público con una cara de estúpido. Cuando los chistes empezaron a poner en dudas la virilidad de los hombres y a tacharlos de cornudos mansos y a las mujeres de putas de mierda, uno de los presentes se levantó de la silla y instó a parar ya con aquella payasada, o sino iba a ver, amenazó, pero las ofensas no pararon sino que aumentaron. El hombre, enfurecido, agarró la silla y la partió contra el piso y juntó del piso una pata que terminaba en una filosa punta, en seguida saltó al escenario. Mientras tanto, el ventrílocuo seguía como si nada. El hombre paseó la pata delante de los ojos, lo amenazó de muerte, pero como el ventrílocuo continuó con " además marica, encima cornud

SOBRE DIOS Y EL DIABLO

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Como simple ser humano no tengo capacidad de comprensión sobre lo divino; puedo, entretanto, sospechar su posibilidad de existencia, no más que eso. Pero supongamos que exista, en ese caso solo puedo pensar que Dios y el Diablo sean uno solo, que no ama ni odia sino que se divierte con nosotros.  SOBRE DIOS Y EL DIABLO  por  FRANCISCO A. BALDARENA  se distribuye bajo una  Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional . Basada en una obra en  https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata .

SOBRE CONFIAR

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 La vida es lucha constante; la lucha implica en muchos casos acciones arriesgadas. Con las amistades o con quien compartimos amor pasa lo mismo, hay que confiar. He ahí el riesgo, pero en todo caso el buen proceder debe empezar por nosotros. En definitiva, hay que entregarse con honestidad y esperar los tiempos adversos, porque solo en esos momentos es que las verdades salen a la luz y uno ve quien es quien.  SOBRE CONFIAR  por  FRANCISCO A. BALDARENA  se distribuye bajo una  Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional . Basada en una obra en  https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata .

MALA MADRE

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  Me encontraba en la fila del colegio, esperando la bolsa de comida distribuida por el gobierno por causa de la pandemia, cuando empecé a prestarle atención a una señora, tres lugares adelante, que se quejaba de la vida ingrata de sus dos hijos. Decía que cuando le fue a llevar comida a su hijo en la comisaría (en el transcurso de su conversación supe que estaba preso por robo) no se lo dejaron ver. De inhumanos, llamó a los policías, y de desalmados, sin corazón; que si no tenían madre y que Dios los iba a castigar.     "¡Pobre inconsciente madre!", exclamé por dentro. Y tras mi exclamación seguí escuchándola (¿tenía otra alternativa acaso?) despotricar contra la policía, condenando a los agentes de la ley al fuego eterno del infierno. Dijo además que si existí­a justicia ella nunca la había visto. Después cuando ya no tuvo más calificativos negativos contra la policía y la justicia empezó a quejarse del pobre de su otro hijo, que era explotado por el patrón hijo de una mal

LAS COSAS POR SU NOMBRE

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  El hermano siempre andaba detrás de ella, le encantaba amargarle las horas. Ella se cuidaba de no darle motivos pero a veces él la agarraba en un error y ahí ¡cuidate nena! La mayoría de las veces los errores se daban por cuenta de equivocaciones en el sentido de alguna palabra, momento en que él la corregía con sorna exagerada, y detrás le decía que había que llamar a las cosas por su nombre. En esos momentos ella se enfurecía, porque su hermano no la corregía con la intensión de instruirla, sino de hacerla pasar vergüenza. Pero un día, en que él andaba enamorado de una chica del colegio, en medio de una reunión familiar en el jardín de casa, ella lo sorprendió sentado al lado de los canteros de flores con una margarita en las manos, de la cual arrancaba pétalos tras pétalos mientras murmuraba algo por lo bajo.     ¿Qué estás haciendo?, le preguntó.     Deshojando una Margarita para saber si Isabel me quiere, respondió él. Entonces ella, advirtiendo un error, se vengó, diciéndole bi

CAPERUCITA Y EL LOBO DESAGRADECIDO

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  Caperucita Roja entró en la cabaña de la abuela y descubrió al lobo malo con la cara morada y haciendo arcadas junto a la cama de su abuelita. El infeliz ya no conseguía casi respirar, apenas si podía señalar la boca abierta de par en par. Caperucita, al verle los ojos lagrimosos que le encharcaba el pelaje del cogote, tuvo pena de él. Se acercó, no sin cierto temor, ya que se le conoce la fama de malo, e introdujo su mano hasta la garganta del  infeliz y después de forcejear bastante pudo sacarle la dentadura postiza de su abuelita. Pero al final Caperucita se quedó muy triste por la actitud malcriada del lobo malo, que lanzó un escupitajo al costado de la cama y gruñó: "Vieja maldita". Después saltó a la ventana y huyó al bosque, sin siquiera darle las gracias.                                                                           Fin.    CAPERUCITA Y EL LOBO DESAGRADECIDO  por  Francisco A. Baldarena  se distribuye bajo una  Licencia Creative Commons Atribución-NoCome

PINTAR Y SUFRIR

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  Un día un pintor, buscando nuevas y mínimas superficies donde pintar su cuadros, se le dio por pintarse en las uñas de pies y manos hermosas naturalezas muertas, deslumbrantes paisajes y oníricas formas dalinianas; y las encontró tan formidables que pensó que no eran dignas de ocupar lugares tan impropios para su bien contemplar, entonces se le ocurrió moldurarlas. ¡Ay, cómo sufrió el pobre!                                                                            Fin.  PINTAR Y SUFRIR  por  Francisco A. Baldarena  se distribuye bajo una  Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional . Basada en una obra en  https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata .

EL CUADRO EN BLANCO

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El pintor subió a la colina, acomodó la tela en el caballete, preparó las pinturas y con un pincel entre los dientes se quedó contemplando la ciudad a sus pies. Los rascacielos a perderse de vista morían en el infinito nebuloso y gris, el río de aguas sucias y verdosas acarreaba lentamente los desperdicios de la civilización, el aire, visible gracias al smog, desdibujaba los rasgos precisos de la megalópolis. De pronto sintió pasos detrás suyo; se trataba de un niño sosteniendo una honda en la mano.     Hola, dijo el niño.     Hola, respondió él.     ¿Qué hace?, preguntó el niño.     Voy a pintar, respondió, señalando el cuadro.     ¿Y qué vas a pintar?, volvió a preguntar el niño.      Me temo que una naturaleza muerta, respondió el pintor, desanimado.                                                                    Fin.  EL CUADRO EN BLANCO  por  FRANCISCO A. BALDARENA  se distribuye bajo una  Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional . Basada

ADVERTENCIA PARA EL QUE QUIERA METAMORFOSEARSE EN CUCARACHA

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Está científicamente comprobado que es imposible que el hombre se metamorfosee en cucaracha, exceptuando a Gregorio Samsa, de la mano de Kafka, en narrativas de ciencia ficción y en películas de Hollywood. Pero atención: me refiero a la metamorfosis física, no la mental, donde cucaracha es poco ya que lo que más abunda son las del tipo gusano. De manera que a quien se le ocurra tal mutación se le recomienda no perder el tiempo; más fácil le resultará, si así lo desee, emular a un revolucionario mexicano y cantar: "La cucaracha, la cucaracha ya no puede caminar, porque no tiene, porque le faltan las dos patitas de atrás", pero ¡ojo!, no debe llevarse al pie de la letra el predicado de la canción, porque una vez amputadas las piernas ya no hay retorno, sino en forma mecánico artificial.                                                                             Fin.  ADVERTENCIA PARA EL QUE QUIERA METAMORFOSEARSE EN CUCARACHA  por  FRANCISCO A. BALDARENA  se distribuye bajo una