AGUDIZAR LOS SENTIDOS
"Ante cada situación hay que agudizar los sentidos", decía siempre el profesor de filosofía. ¿Sería el caso de esta situación?, el profesor diría que sí, que ésta también. Ella era muy hermosa; íbamos sentados frente a frente en el tren, y se había apoderado de mis ojos. Yo quería mirar hacia el corredor pero no lo conseguía y seguro que por no poder hacer lo mismo por la ventanilla quizás ya me hubiera pasado de la estación donde debía bajar. "Hay que agudizar los sentidos", continuaba repitiendo el profesor desde algún lugar de mi mente. Por suerte la mujer no prestaba atención a mi insistente observación, pero por desgracia me ignoraba redondamente, con lo que no sabía qué era mejor y qué peor. De manera que, ya que no podía hacer otra cosa que mirarla, pasé a agudizar los sentidos, o el sentido tendría que aclarar, la vista, porque ella no hablaba, no se movía, casi diría que ni respiraba, solo miraba por la ventanilla y en un mismo punto, nada de lo qu