EL CUADRO EN BLANCO
El pintor subió a la colina, acomodó la tela en el caballete, preparó las pinturas y con un pincel entre los dientes se quedó contemplando la ciudad a sus pies. Los rascacielos a perderse de vista morían en el infinito nebuloso y gris, el río de aguas sucias y verdosas acarreaba lentamente los desperdicios de la civilización, el aire, visible gracias al smog, desdibujaba los rasgos precisos de la megalópolis. De pronto sintió pasos detrás suyo; se trataba de un niño sosteniendo una honda en la mano.
Hola, dijo el niño.
Hola, respondió él.
¿Qué hace?, preguntó el niño.
Voy a pintar, respondió, señalando el cuadro.
¿Y qué vas a pintar?, volvió a preguntar el niño.
Me temo que una naturaleza muerta, respondió el pintor, desanimado.
Fin.
EL CUADRO EN BLANCO por FRANCISCO A. BALDARENA se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata.
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