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 Mientras ayudaba a su hijo con la tarea escolar, el padre le había dicho que las palabras y la cosas no eran lo mismo.     Las palabras nombran, designan, señalan las cosas y las cosas son la representación de aquello que la palabra nombra, designa o señala, dijo el padre, esa es la única relación que hay entre ellas. ¿Entendiste?     Sí, papa, respondió el hijo, sin embargo no le quedó muy claro, pero se dijo que al día siguiente le pediría a la maestra que se lo explicara mejor.     Esa noche, mientras cenaban, al chico se le cayó el pedazo de milanesa del tenedor y fue a parar al piso.     ¡Mierda!, exclamó, contrariado por aquello. El padre, al oír semejante barbaridad, en seguida lo reprendió:     Hijo, por favor, ¿cómo vas a decir eso a la hora de la comida?     Pero papá, no me dijiste que las palabras y las cosas no son lo mismo.     El padre intentó una explicación pero no la encontró.  LAS PALABRAS Y LAS COSAS  por  FRANCISXO A. BALDARENA  se distribuye bajo una  Licencia Cr

Cuando se decidió a pintar casas quiso ser original, más original que cualquier otro pintor. Delante de su casa puso un cartel que decía: PINTO CASAS A DOMICILIO.  EL PINTOR MÁS ORIGINAL  por  FRANCISCO A. BALDARENA  se distribuye bajo una  Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional . Basada en una obra en  https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata .

Ya estaba harto de crear seres que andaban por la superficie y los que vivían bajo el agua. Y fue por ese hartazgo que le vino la idea de poblar los cielos con seres que se movieran en el aire.     Lo hizo por partes: cuerpos, extremidades, cabezas, ojos, bocas, narices, orejas. Pero concluidas las nuevas creaciones, le pareció que era más de lo mismo con que pobló la superficie del planeta hacía poco creado.     Esos seres necesitaban ser modificados. Garras por pezuñas, picos por bocas, y en lugar de nariz y oídos agujeros para respirar y oír, ¿y en lugar de pelos...?    Hum, no, escamas definitivamente no.     ¿Qué otra cosa?     Vamos, que tú puedes.     Tu ingenio es ilimitado.     Todo eso se decía mientras su mente bullía de ideas que proponían nuevas ideas.     Y en eso estaba cuando dio en la tecla.      ¡Es eso ahí!, gritó de júbilo. Ahora haría que los seres del aire volaran.    Fue hasta el armario de las ideas en suspenso, donde guardaba los proyectos sin función inmediata

Un día, en un sitio literario, me interesé por una publicación intitulada Crónica, de un tal Gilgonzález. Pero cuando fui a ver de qué trataba lo que me imaginé sería un cuento más que una crónica en sí, me encontré que el argumento se resumía a una sola pregunta, que era la siguiente: ¿De qué podría hablar una buena crónica, y qué preguntas debería responder? Fue entonces que, después de puntuar la publicación se me ocurrió dejarle este mensaje: "Una buena crónica podría hablar sobre una buena crónica que tenga preguntas a responder sobre una buena crónica que ignora de qué podría hablar y cuáles preguntas debería responder una buena crónica." Después saludé al autor y le desee una buena semana.  SOBRE UNA CRÓNICA  por  FRANCISCO A. BALDARENA  se distribuye bajo una  Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional . Basada en una obra en  https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata .

    El amor verdadero no existe sino como un ideal de lo imposible, ya que ningún amor alcanzado cierra completamente. Todo amor siempre dejará la sensación de falta de algo. Sin embargo, nadie deja de buscarlo.     Se sufre sí, en su búsqueda constante, pero ¿acaso no se sufre más después de encontrarlo?     Se puede convivir can dudas sobre casi todo y no pasa nada; ¿qué la historia es otra mentira, una falsificación para acomodar los hechos a la conveniencia de los estados?, y de ahí, ¿qué aunque muchos nos demos cuenta que somos pensados y guiados por leyes, por la cultura y por los medios de los que se vale el poder?, y de ahí. Nada de eso duele, pero ¿qué pasa con el dolor producido por el amor?, ¿no es ese dolor acaso el que echa por tierra la tranquilidad de espíritu que el amor debería proporcionar? Una duda cualquiera, una respuesta no esperada, un llamado no efectuado, una mirada hacia otra persona, y tanto más siempre generará dolor en el enamorado, el más fuerte dolor que

Adán sabe con exactitud cómo fue el proceso para que Eva esté allí. La verdad, es como si fuese una hermana, y ésto (quizás Dios no lo sepa) lo recalienta.  ADÁN  por  FRANCISCO A. BALDARENA  se distribuye bajo una  Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional . Basada en una obra en  https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata .

Muchas veces por X motivos, vamos dejando para después, para mañana, aquello que bien puede ser ahora. Y ahí, ¿qué nos queda?: un resignado "pudo haber sido, si no fuera por...". Y ese "si no fuera por" no es más que aquello que quedó en mera intención; un "pudo haber sido" más. ¿Y todo por qué?, porque nos olvidamos que el mañana está a la vuelta de la esquina, allí donde vive el ya es tarde.  DONDE VIVE EL YA ES TARDE  por  FRANCISCO A. BALDARENA  se distribuye bajo una  Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional . Basada en una obra en  https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata .

Las manos le sangraban, y le dolían; estaba hecho el dolor que sentía de ardor constante, subiéndole por los brazos. Pero había valido la pena tanto esfuerzo.     Los otros, que tanto le habían instado a desistir reiteradas veces, ahora le decían que no saliera, que lo real estaba allí, frente a ellos.     ¿Pero es que no sentían curiosidad? ¿Tan cómodo les resultaba pensar tan poco?     Acostumbrado a estar sentado y acostado, las piernas se resistían a mantenerlo de pie. Entonces se arrastró como bicho rastrero hacia la salida, por allí donde venía la claridad y nacían las sombras que tanto lo intrigaban a él y conformaba a los otros. Demoró en llegar, porque las heridas, conforme se acercaba a la salida, más crecían.     Un nuevo dolor lo acometió y se agarró a la tierra:la luz del sol quemó sus ojos. Y así, tendido en la salida, se quedó a esperar sin saber qué, mientras el rumor de lo desconocido lo envolvía con un manto impalpable. Allí el aire ya no era rancio y producía una sen

 Abrí el cuaderno y anoté:  1 Sacar el pasaje aéreo en primera clase.  2 Reservar una habitación en hotel cinco estrellas.  3 Comprar equipo de buceo y cámara sumergible.   4 Comprar ropas livianas.   5 Comprobar el saldo de la tarjeta de crédito.     Después me quedé buscando en la memoria algo que me pareció que faltaba agregar a la lista. Pero nada, fue en vano, tendría que quedar para otro momento; además, ya eran siete y media pasadas y a las ocho tenía que estar en la obra: un semi con ochenta bolsas de cemento esperaba por mí.  SOÑADOR  por  FRANCISCO A. BALDARENA  se distribuye bajo una  Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional . Basada en una obra en  https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata .