LA VERDAD SOBRE EL INFIERNO


 Cuando joven le había vendido el alma al diablo a cambio de riquezas, un veinticinco de diciembre a la medianoche debajo de una higuera. Ahora, segundos después del último aliento, iba junto a él rumbo al infierno. Al abrirse la puerta de fuego vio que adentro el clima era templado, música a todo trapo, y todo el mundo, incluidos unos amigos de juergas muertos hace mucho, andaban como pancho por su casa, desnudos y acompañados de hermosas mujeres, con un cigarrillo en una mano y alguna bebida alcohólica en la otra. 

   Pero... ¿qué está pasando acá?, le preguntó al diablo mientras pensaba que el demonio se había equivocado.

   No, no me he equivocado, le dijo el diablo, leyéndole los pensamientos, este es el infierno. 

   Pero... pero... ¿y el fuego eterno? Claramente confundido, titubeaba.

  ¡Qué fuego eterno ni ocho cuartos, viejo! Eso es lo que dice la iglesia de mí para desacreditarme y así hacer con que los vivos no se den cuenta que el infierno es allá, contestó el diablo, soltando una carcajada. 

Licencia Creative Commons
LA VERDAD SOBRE EL INFIERNO por FRANCISCO A. BALDARENA se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata.

 


Comentarios

Entradas populares de este blog

EL PROFANADOR

PARTE DE LA CREACIÓN

EL CONSEJO