LA AGUJA


 Le ha pinchado el dedo una vez más, no por su culpa, sino porque doña Titina ha extraviado el dedal, o el dedal se extravió a propósito (hay una cierta controversia al respecto, defendida por un lado y otro bajo distintas argumentaciones, pero eso no interesa en este momento); la cosa es que doña Titina le ha pifiado a la puntada y la culpa del pinchazo se la ha cargado a la inocente aguja. Ahora bien, lo que sí le interesa es mantenerse alejada de la rabieta de doña Titina, que dijo, muy brava: "Cuando encuentre esta aguja de mierda, la tiro a la basura". Por suerte, la señora ha sacudido con fuerza la mano y la aguja fue a parar a algún rincón de difícil acceso, como suele ocurrir con las agujas cuando caen al piso, con lo que ha aprovechado para salir rodando al patio y de allí ha seguido hasta el corral de las vacas. Y en este exacto momento mientras doña Titina, puteando como una loca, remueve muebles para darle alcance, ella se encuentra segura en algún lugar de la parva de paja de lino, porque como dice el dicho, "aguja en el pajar, difícil es de encontrar". 

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LA AGUJA por FRANCISCO A. BALDARENA se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
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