SOCIEDAD PERFECTA
En aquella sociedad todo funcionaba a la perfección. Los negocios abrían y cerraban en el exacto momento que estaba anunciado en las puertas; el transporte de pasajeros seguía la misma regla, sin retrasos ni adelantos; cuando se requería un atendimiento médico la gente era atendida con presteza y adecuadamente; el gobierno era justo y equitativo con la población, la ley no contemplaba la injusticia; los habitantes respetaban a sus vecinos. Allí no existía el robo ni el soborno, ni la mentira ni la hipocresía; todo el mundo tenía voz y voto, casa propia, trabajo bien remunerado y las cosas estaban al alcance de todos los bolsillos, sin distinción de posición social. El único problema, si se quiere, es que nadie reía, porque aquella sociedad era demasiado perfecta.
Sociedad Perfecta por Francisco A. Baldarena se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
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