NUBE PASAJERA
Jugábamos a la pelota en el potrero cuando una nube negrísima nos tapó el sol; alguien dijo que iba a llover, pero Carlitos afirmó que era una nube pasajera. Pero se equivocó de aquí a La Quiaca, porque llovió tres meses seguidos y medio pueblo quedó bajo el agua y la anécdota se instaló en nuestras mentes. Pasó el tiempo y un sábado estábamos otra vez jugando a la pelota en el mismo potrero cuando una nube se formó en el horizonte y avanzaba hacia el pueblo. La pelota picó en el área y quedó atrapada en las manos del arquero, éste miró a ver a quién se la pasaría hasta que reparó en Carlitos, que de espalda, miraba el cielo. Entonces el arquero se la pateó a él; la pelota se elevó, hizo la comba y le dio de lleno en la cabeza, justo a tiempo antes que abriera la boca y la cagara. Menos mal porque al otro día amaneció con un sol radiante e hizo un día espectacular.
Nube Pasajera por Francisco A. Baldarena se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata.

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