LAS LECHUZAS DE LA SEÑORA MARY

  A la señora Mary le gustaban las lechuzas y solía tenerlas de los materiales más diversos; además de retratadas en cuadros, alfombras, cortinas, manteles, toallas, camisetas, etcétera. Digamos que para donde se mirase, dentro y fuera de la casa, siempre había una lechuza en algún lugar. Pero una tarde sucedió que todas la lechuzas empezaron a ulular al unísono y la señora Mary, que vivía sola, supuso que el mensaje agorero tenía como único destinatario su persona. Ni se detuvo siquiera a meditar en los pasos a seguir, todas las lechuzas fueron a parar al basurero. 

   Eso es todo lo que puedo hacer, dijo, con desánimo, y por las dudas esa noche no pegó un solo ojo. 

                                                               

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LAS LECHUZAS DE LA SEÑORA MARY por Francisco A. Baldarena se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
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