LA VERDUGA

 La señora volvía del jardín abrazada a un gran ramo de flores de variados tipos cuando escuchó la voz de la vecina, asomada al tapial. 

   Buen día, Catalina, saludó la vecina. 

   Buen día, Laurencia, correspondió la señora. 

   ¡Qué hermosas!, admiró la vecina. 

   ¡Ay, sí! ¡Vio cuántas corté hoy!, exclamó la señora. Pero un loro escapado de alguna casa, que no solo era bueno para repetir frases sino para pensar por sí mismo, desde el poste de luz enfrente de ambas casas, en versos les gritó: 

   Diablas disfrazadas de corderas 

   una alaba la hermosura 

   y la otra, su gran proeza, 

   ¡flor de verduga! 

Licencia Creative Commons
LA VERDUGA por FRANCISCO A. BALDARENA se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata.


Comentarios

Entradas populares de este blog

SOBRE UNA CRÓNICA

PARTE DE LA CREACIÓN

ADÁN