LA LLUVIA DULCE

  Hoy por la mañana el pueblo fue sacudido por un siniestro de proporciones gigantescas, cuando explotó la caldera de la fábrica de miel y la lluvia dulce bañó casas, patios y calles; y media hora después sucedió lo peor: la invasión de moscas y abejas como nunca se vio en la historia. Por suerte nadie murió en el accidente ni fue picado seriamente por las abejas, pero las contusiones y los choque de vehículos se contabilizaron por miles. 

                                                                                  

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LA LLUVIA DULCE por Francisco A. Baldarena se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
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SOBRE UNA CRÓNICA

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Un día, en un sitio literario, me interesé por una publicación intitulada Crónica, de un tal Gilgonzález. Pero cuando fui a ver de qué trataba lo que me imaginé sería un cuento más que una crónica en sí, me encontré que el argumento se resumía a una sola pregunta, que era la siguiente: ¿De qué podría hablar una buena crónica, y qué preguntas debería responder? Fue entonces que, después de puntuar la publicación se me ocurrió dejarle este mensaje: "Una buena crónica podría hablar sobre una buena crónica que tenga preguntas a responder sobre una buena crónica que ignora de qué podría hablar y cuáles preguntas debería responder una buena crónica." Después saludé al autor y le desee una buena semana.  SOBRE UNA CRÓNICA  por  FRANCISCO A. BALDARENA  se distribuye bajo una  Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional . Basada en una obra en  https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata .
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Ya estaba harto de crear seres que andaban por la superficie y los que vivían bajo el agua. Y fue por ese hartazgo que le vino la idea de poblar los cielos con seres que se movieran en el aire.     Lo hizo por partes: cuerpos, extremidades, cabezas, ojos, bocas, narices, orejas. Pero concluidas las nuevas creaciones, le pareció que era más de lo mismo con que pobló la superficie del planeta hacía poco creado.     Esos seres necesitaban ser modificados. Garras por pezuñas, picos por bocas, y en lugar de nariz y oídos agujeros para respirar y oír, ¿y en lugar de pelos...?    Hum, no, escamas definitivamente no.     ¿Qué otra cosa?     Vamos, que tú puedes.     Tu ingenio es ilimitado.     Todo eso se decía mientras su mente bullía de ideas que proponían nuevas ideas.     Y en eso estaba cuando dio en la tecla.      ¡Es eso ahí!, gritó de júbilo. Ahora harí...
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ADÁN

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Adán sabe con exactitud cómo fue el proceso para que Eva esté allí. La verdad, es como si fuese una hermana, y ésto (quizás Dios no lo sepa) lo recalienta.  ADÁN  por  FRANCISCO A. BALDARENA  se distribuye bajo una  Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional . Basada en una obra en  https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata .
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