LA LLORONA

  Sin razón alguna, mientras preparaba la ensalada en la mesa que habían sacado al jardín, la señora empezó a llorar. Marido e hijos, al no poder hacerla confesar sobre la razón de sus repentinas lágrimas, no entendían el porqué; si nadie estaba enfermo, todos tenían buenos empleos, poseían automóvil nuevo y casa propia con piscina. Entonces, ¿por qué diablos lloraba así? Toda la familia preguntando qué le pasaba y nadie fue capaz de pensar que en ese momento, además de estar cortando cebollas, la mesa estaba ubicada debajo del sauce llorón. ¿Qué pretendían acaso, que riera como una idiota? 

                                                                    

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LA LLORONA por Francisco A. Baldarena se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
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