LA GALERA MÁGICA

  Los turistas reían y degustaban sus cafés con medialunas en las mesas dispuestas en la vereda cuando la fotografía se veló. Un hombre irrumpió, salido de quién sabe dónde, corriendo entre las mesas, de una de ellas manoteó una cartera y se fugó calle abajo, confundiéndose entre la multitud. Algunos turistas y otros hombres, que habían presenciado la maniobra del ladrón, salieron disparados tras él gritando: "ladrón, ladrón" y "el de gorro azul, el de gorro azul". El ladrón, que oyó los gritos, se deshizo del gorro y doblando en la próxima esquina chocó contra la mesa de un mago que había montado su show callejero allí. Trastabilló y rodó con todo, cayendo al lado de la galera del mago; rápidamente pensó que con ella puesta despistaría a sus perseguidores que, desorientados, supuso, continuarían tras una gorra azul que ya no existía. Pero nada de eso ocurrió, sino que en el momento en que se la colocaba le cayeron encima un balde de agua fría, unos cuantos ramos de flores, cientos de cartas mágicas, pelotitas de colores, una paloma, un conejo y, por último, una tira de pañuelos de diferentes colores atados los unos a los otros  que se le enredó en los pies, haciéndolo caer y así, finalmente, ser capturado. 

                                                                       

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LA GALERA MÁGICA por Francisco A. Baldarena se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
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