LA ETERNA CONDENA
La roca rodó cuesta abajo por enésima vez. Del vientre de la multitud, que aumentaba a cada intento, escapó un "uuuh", largo y decepcionante. Pero Sísifo, porfiado como el que más, bajó de la montaña para volver a intentarlo y seguir cumpliendo así su eterna condena.

LA ETERNA CONDENA por FRANCISCO A. BALDARENA se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
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