HUND DASEIN
El olor a azufre procedente de la pieza del viejo ya empezaba a infestar el patio del fondo cuando llegó la ambulancia. Él ni se movió, dejó que pasara todo el mundo. ¿Total, para qué?, pensó. El último paramédico dejó el portón abierto, entonces se levantó, se estiró y se encaminó al trotecito rumbo a la salida. "La salida", remarcó. Ya en el portón le echó una última mirada a la cucha, sola y triste en el fondo, y se arrojó a la vida.

HUND DASEIN por Francisco A. Baldarena se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
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