EQUILIBRIO

 Blanca Pérez de un día para el otro, cuando rondaba los dieciséis años, adquirió un aire de tristeza que nadie de su familia dejó de notar, pero cuando inquirida al respecto ninguna palabra de la joven dio luz sobre el asunto. Blanca se mantuvo en su mutismo y sea lo que fuere que le provocaba esa indisimulada tristeza quedó en la incógnita, balanceándose entre las suposiciones más dispares. 

   Moreno Gómez tenía diecisiete años cuando, de la noche a la mañana y sin ninguna explicación, dejó de ser el alegre muchacho de siempre y se encerró en la caparazón de su ser; y no hubo manera de hacerlo esclarecer su nueva actitud ante la vida. Y al igual que Blanca a sus espaldas se barajaron tantas suposiciones como fueron posibles. 

   Hubo de pasar mucho tiempo hasta que las actitudes de Blanca Pérez y Moreno Gómez se tornaran conocidas para todo el mundo, ya sea en el ámbitos familiar como en el círculo de amistades. Esto ocurrió después que Blanca abandonó su familia y se fue a vivir a la capital y Moreno tomó un rumbo desconocido. Todo hubiera sido tan simple de elucidar si ambas familias, así como los Capuletos y los Montesco de Romeo y Julieta, no fueran enemigas acérrimas, cosa que conllevó a ignorar el cambio drástico de los respectivos protagonistas, que frecuentaban el mismo colegio. En fin, como se dijo, hubo de pasar mucho tiempo para un esclarecimiento y ésto sucedió cuando Blanca y Moreno volvieron al pueblo un día de primavera un año después con un bebé de piel grisácea entre los brazos. 

                                                                                 

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