EL CACHORRITO DE RAZA

 Salí a dar una vuelta para despabilarme, y para no quedarme encerrado en casa pensando en la malaria que estaba pasando por aquel momento. Mi andar sin rumbo me llevó hasta un barrio de ricos. Pensaba, mientras veía esas mansiones, que sus habitantes deben sufrir de cualquier cosa menos de penuria cuando vi un cachorrito de raza, un bulldog marroncito, chiquito y que cabía en el bolsillo de la campera, paseando muy tranquilo por la vereda. Apuré el paso porque correr significaba asustar al bichito, que se escurriría en cualquier enrejado, y también porque los vigilantes pensarían cualquier cosa menos algo bueno y se pondrían alertas. A pesar que me llevaba una media cuadra de ventaja casi en la esquina lo tenía a medio metro y de repente se metió en la última casa, que tenía el portón abierto. Me quedé paralizado pensando en la plata que me perdía por no haber corrido cuando pude hacerlo. Y allá estaba el cachorrito al lado de la fornida madre, me miraba a mí y la miraba a ella, de pronto él levantó una patita y me señaló, el muy alcahuete. Cuando la madre me mostró los colmillos y empezó a correr hacia mí yo hice lo mismo, pero en sentido contrario, y los vigilantes del barrio que se fueran al carajo con lo que pensaran de mí. 

                                                                           

 Licencia Creative Commons

El Cachorrito De Raza por Francisco A. Baldarena se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata.

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL PROFANADOR

PARTE DE LA CREACIÓN

EL CONSEJO