A PRINCIPIOS DE LOS 60´S

  El hombre fuma un cigarrillo mientras escucha a Chuck Berry cuando la secretaria aparece con cuatro muchachos con cara de boludos detrás suyo y una cinta magnética en las manos. 

   Jefe, estos muchachos le traen su trabajo para que lo escuche, dice la chica. 
  Ahora no tengo tiempo, contesta el hombre, mirando con desdén la lata redonda en la manos de la chica. 
   No sabe lo que se pierde, dice uno ellos, el rubiecito con jopo. 
   ¿Si yo supiera lo que pierdo, cómo crees que llegué aquí, muchacho? dice el hombre, abarcando toda la oficina con la mirada. Los cuatro muchachos lo imitan, paseando la vista por las paredes cubiertas de afiches, después dan de hombros y sonríen entre ellos. 
   Pero insistimos en que escuche, mire que somos buenos, dice el del flequillo con cara de príncipe azul. El hombre percibe que está tratando con fastidiosos y su experiencia le dice: "has como que escuchas y despáchalos en seguida". El hombre toma la lata, saca la cinta y la coloca en el aparato reproductor, donde deja tocar un pequeño trecho de cada canción, sin esperar siquiera a llegar al estribillo, cuando las canciones se ponen más interesantes. En dos minutos liquida el contenido. Con desdén les devuelve el material a los muchachos.  
   Miren muchachos, les aconseja, si quieren tener alguna perspectiva de llegar al futuro con algo de dignidad vayan pensando en dedicarse a otra cosa, en este negocio solo los muy buenos llegan a buen puerto. Los cuatro muchachos no dijeron nada. ¿Para qué?, acaso piensan. De manera que vuelven a los suburbios de Liverpool a crear nuevas canciones. 
                              
                                                                                

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