EL CONTADOR DE HISTORIAS
Un hombre desconocido, vistiendo traje color crema sobre una camisa a cuadros celestes y blancos, abotonada hasta el cuello, sin corbata y portando una pequeña valija, se sentó a su lado en el banco de la plaza. Romualdo lo examinó de arriba abajo, descaradamente, y como le resultó inofensivo ni se incomodó, unos minutos después, cuando el hombre empezó a contarle su vida, desde el principio hasta ese momento. Habló sobre su madre, sobre una parálisis curada, sobre una novia hippie, sobre Elvis Presley, sobre un amigo que había vuelto lisiado de la guerra de Vietnam, sobre un barco camaronero con un capitán negro, una maratón interminable y sobre cuantas cosas más se acordó; eso le llevó casi todo el día, con lo que Romualdo estaba casi convirtiéndose en una calavera. Parecía una verdadera máquina de narrar. Pero justo cuando se despedían, Romualdo se dio cuenta que aún no habían intercambiado sus nombres.
Romualdo Barrionuevo, se presentó, mientras le extendía la mano.
Forrest Gump, un placer, dijo el hombre al estrechar su mano.
"Con razón tenía tantas historias", pensó Romualdo mientras esbozaba una sonrisa
Fin.

EL CONTADOR DE HISTORIAS por Francisco A. Baldarena se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata.
Comentarios
Publicar un comentario