MIMOS TARDÍOS
Las hijas lo bañaron, lo perfumaron, lo vistieron con las mejores ropas, lo peinaron y lo acomodaron en el cajón en la última pose. Después una de las hijas les gritó a los parientes que aguardaban en la cocina:
Listo el pollo.
El muerto mientras tanto pensaba: "Tarde llegaron los mimos".
Fin.

MIMOS TARDÍOS por Francisco A. Baldarena se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
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