LA PAVA EN SU LUGAR
Sí, es cierto, me había olvidado por completo de la pava en el fuego y que esperaba a que hirviera el agua para hacer café. Había estado con la atención puesta en la lapicera que buscaba por todos lados sin poder encontrarla y con la cual pretendía hacer unas anotaciones referentes a un cuento que hacía días que me daba vueltas en la cabeza. Por tal motivo iba y venía delante de la pava sin prestarle atención. Y en una de esas pasadas, ella me escupió un chorro de agua hirviendo que me dio de lleno en el pantalón, pero no me enfadé. Aunque venga, que no hay que demostrar debilidad contra objetos inanimados para que no adquieran superioridad contra nosotros, los seres vivos; de modo que para que escarmentara la saqué de la cocina y la metí en el congelador y la dejé allí hasta la noche. Creo, porque así lo demuestra, que ha aprendido la lección y ha vuelto a la cordura, porque desde aquel día hasta hoy cada vez que pongo agua a calentar, llegando al punto de hervor me lo hace saber silbando bien alto, a pesar de que es de las simples, que vienen sin pito.
Fin.

LA PAVA EN SU LUGAR por FRANCISCO A. BALDARENA se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
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