INSUPERABLE
Ahí andaba el viejo, a las vueltas en su mundo miserable; rezongando de su condición.
¿no sé por qué nunca conseguí salir de acá?, mascullaba.
Mientras pensaba en ello su vista se paseaba por las zanjas de agua podrida y el chaperío gris del mundo ingrato que lo rodeaba, que no le permitía ver la respuesta que estaba delante de su nariz, en el cartel que anunciaba el nombre del barrio: Villa Insuperable, que nada le decía a pesar de decirle todo.
Fin.

INSUPERABLE por FRANCISCO A. BALDARENA se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
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