HEAVY

 Desde un día que me sucedió lo que ya voy a contar, siempre digo que lo que hay que hacer debe hacerse en el momento, sino puede que mañana sea demasiado tarde. El día que me decidí a hacer con lo que había fantaseado durante innumerables viajes de tren a Carmen de Areco, llegando a la estación Gral. Sarmiento, en San Miguel, descubrí que ya no había trenes hacia allá. Saqué la lata de pintura blanca en aerosol de la mochila, pensé en el desperdicio de plata y la revoleé del otro lado de las vías.  Después me senté en el andén a fumar un cigarrillo y a pensar en todas las veces que había pasado por la estación de Heavy y me había dicho en esos momentos "un día voy a comprar una pintura blanca en aerosol, voy a bajar corriendo y escribir "metal" al lado de Heavy". Pensaba en esa boludez cuando dos melenudos, que ya había visto fumando un porro un poco más adelante, pasaron por las vías y uno de ellos se agachó para agarrar la lata. 

   Mirá, está llena, le dijo al otro. Entonces se puso a batirla y un minuto después se acercaron a la pared de una casa que daba a las vías y escribió: "viva el heavy metal" y otras pavadas más. Ahí pensé que después de todo no había gastado plata al pedo. 

                                                                              Fin. 

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HEAVY por Francisco A. Baldarena se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
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