EL TROPEL
Entraba en casa cuando sentí un tropel, pensé que se trataba de ladrones corriendo de la policía, pero como todo curioso corrí al portón y asomé la cabeza. Eran zapatos; botas, zapatillas, chancletas, botines y suecos, corriendo como si hombres invisibles los calzaran. De par en par cientos de ellos pasaron por mí mirada atónita mientras mi mente no conseguía formar una idea concreta por ese inusitado suceso. Unos se adelantaban, por veces atropellándose, pero un poco más retrasados varios calzados sin par venían dando saltos. Finalmente cuando pasó el último, una zapatilla, la agarré al paso. Ella forcejeó para desprenderse de mi mano, se la notaba muy asustada, pero la calmé hablándole dulcemente.
¿Qué ha sucedido, zapatillita?, le pregunté.
Un incendio en la zapatería, dijo, con voz trémula. Era cierto, porque al mirar hacia la esquina vi el humo negro sobre los techos, a unas tres cuadras.
¿Y dónde está tu par?, le pregunté.
Ha quedado preso en la vidriera, dijo, sollozando.
Fin.

EL INFIERNO por FRANCISCO A. BALDARENA se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata.
Comentarios
Publicar un comentario