EL MOTOCICLISTA ENDIABLADO

 El motociclista emergió al comienzo de la peatonal y avanzó hecho un demonio arrojando transeúntes y tachos de basura contra las paredes y las vidrieras. Así continuó, cuadra tras cuadra, hasta llegar al final donde vio, del otro lado de la avenida, a otro motociclista venir en sentido contrario. Él se dijo que no admitiría a otro rival y embistió contra su oponente apretando aún más el acelerador; y el choque fue inevitable. El estallido del motociclista contra el edificio de vidrios espejados, del otro lado de la avenida, hizo que los ocupantes de su interior pensaran que se trataba de un ataque suicida perpetrado por algún grupo radical islámico, pero cuando llegaron los agentes de policía el asunto se aclaró, solo se trataba del temido motocicleta endiablado. 

                                                                                   Fin. 


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