EL ENIGMA DE LAS OVEJAS QUE DESAPARECEN MISTERIOSAMENTE

El lobo se acerca a la manada de ovejas que pasta tranquilamente en el prado. De repente, cuando está por saltar sobre una, ésta desaparece en el aire. El lobo, desorientado, mira para todos lados y pone cara de Coyote que ha perdido al Correcaminos a centímetros de sus mandíbulas. Pero no se amedrenta y parte hacia otra oveja, y cuando está a punto de lanzarse sobre ella, ésta, así como la anterior, también se desvanece en el aire. Nuevamente el lobo se desorienta y busca la oveja en el aire, pero ni señal de ella. Y como dos ovejas que desaparecen sin dejar vestigio en el aire nada significan para él mientras queden otras a las cuales echarle el guante, se dirige hacia otra, que vuelve a desaparecer tal cual las anteriores. Y así está el lobo, yendo atrás de ovejas que desaparecen sin explicación, hasta que nota que solo quedan algunas pocas. A esas alturas el lobo piensa que debe encontrar la causa de los desaparecimientos antes de volver a la guarida con las tripas vacías, entonces sale a recorrer los alrededores y llegando cerca de un árbol descubre al pastor de las ovejas recostado debajo de la sombra de un árbol; se acerca sigilosamente y cuando está a unos pocos centímetros del pastor escucha que éste habla solo. 

   "Ochenta y cuatro ovejitas, ochenta y cinco ovejitas, ochenta y seis ovejitas... " En ese momento el lobo desvenda el enigma de las ovejas que desaparecen misteriosamente. Entonces toma aire y aúlla con toda la furia de la que es capaz al oído del pastor, que se pára de un salto y sale corriendo hacia la espesura del bosque. El lobo larga una carcajada; de inmediato se da vuelta y mira hacia el prado, que de nuevo está lleno de ovejas. 

                                                                              Fin. 

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EL ENIGMA DE LAS OVEJAS QUE DESAPARECEN MISTERIOSAMENTE por Francisco A. Baldarena se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
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