EL DEDO DE DIOS
En el cielo ya no hay más fallas. Desde que Steve Jobs llegó al cielo no ha parado de trabajar; cuando no está arreglando las computadoras celestiales anda mejorando los programas, que año tras año, allá también, van quedando obsoletos. De vez en cuando Dios se da una vuelta por los talleres y cuando pasa cerca de Steve, éste lo mira con rencor, porque sospecha que detrás de su muerte prematura está metido su dedo.
Fin.
EL DEDO DE DIOS por Francisco A. Baldarena se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://creativecommons.org/choose/?lang=es#metadata.

Comentarios
Publicar un comentario