SAL
Marchábanse de Sodoma Lot, su esposa Edith y sus hijas. A sus espaldas la ciudad del pecado ruía.
Tenemos hambre, dijo Lot, hablando en nombre de sus hijas y del propio.
Aquí tienen carne de carnero, respondió Edith. La carne estaba bien asada pero desabrida. Lot y sus hijas pusieron cara de asco.
Pásame la sal, le pidió él.
Con el apuro creo que me olvidé de agarrar el pote, se disculpó ella. Lot recordó entonces la advertencia de los ángeles de Dios.
Mira para atrás, de repente el pote se nos haya caído, le dijo, con toda naturalidad. Mientras Edith le obedecía, Lot ya sacaba una espátula de sus alforjas.

SAL por Francisco A. Baldarena se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional.
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